viernes, 4 de julio de 2014

Un paseo por las Arribes... el almezal de Mieza



Paisaje arribeño
Los Arribes del Duero (en Salamanca) son refugio de multitud de especies vegetales y faunísticas. Su orografía y el encajonamiento del río Duero a su través, han permitido la formación de un microclima capaz de dar cabida a especies mucho más mediterráneas que las que le correspondería por latitud.


Este es el caso del almez (Celtis australis) que encuentra buen refugio en las laderas más escarpadas del cañón del Duero que han escapado a la explotación agrícola de la zona.

El almez, hojaranzo o lodón es una especie mediterránea ligada principalmente a ambientes ribereños y cursos de agua, pero que en Las Arribes del Duero es capaz de dominar las laderas pedregosas y los barrancos que descienden hasta el río, ocupando incluso grietas y rocas, ya que la humedad ambiental es elevada y el clima cálido.

Lo valioso del lugar y su excepcional conservación le ha valido el mérito de ser el almezal más extenso de Europa con más de 250 Hectáreas de extensión.

El almez aparece en el lugar acompañado de otras especies características del clima mediterráneo y muy difíciles de observar en otros lugares de la geografía salmantina como el cornicabra (Pistacia terebinthus), de especies de cultivo como naranjos y olivos en bancales y otras como el quejigo (Quercus faginea), la encina (Quercus ilex).
Ejemplar de cornicabra



La singularidad del lugar se presta a ser observada y desde antiguo cuenta con miradores que nos arrojan imágenes como las siguientes:
Paisajes desde el Mirador de La Code


Mirador de La Code:
Es uno de los más impresionantes del Parque Natural.  Para acceder a él se parte de la plaza del pueblo, junto a la iglesia parroquial, por la calle de la derecha para más adelante continuar por un camino de tierra de unos 2 km por el que pueden circular vehículos. De camino encontramos el Mirador del Colagón del Tío Paco, adaptado para minusválidos.
Don Miguel de Unamuno sucumbió a la belleza del lugar en sus viajes por “Las Arrives”, dejó escrito en sus “Notas de un viaje por la raya de Portugal”: "Antes de entrar en Mieza nos asomamos a la Code, que presenta el más imponente mirador de la Ribera. Es un saliente sobre el río, cortado no ya verticalmente, sino casi en línea entrante, un gran promontorio en que se hacinan los berruecos. Se ve a un lado y a otro el Duero como larga anguila que se acurruca entre las peñas moteadas de verdura y parece un río humilde y manso".


Un paseo en la playa del rostro (Aldeadávila de la Ribera) nos permite observar un ejemplar más de cerca. En este caso aún con sus hojas, pues estamos a finales de verano, y con su característica corteza grisácea.




El recorrido en el barco turístico nos acerca aún más a este recóndito lugar, a los impresionantes paredones de roca que bordean el cañón del Duero y a los diferentes usos de la vertiente portuguesa de los Arribes.

Barco Turístico en la Playa del Rostro (Aldeadávila de la Ribera)



En el lado español, algunos bancales abandonados de cultivos de olivo y en el lado portugués, más soleado, con bancales aún en uso de viñedos, olivos y árboles frutales como naranjos.


 Una vez en tierra firme de nuevo, el paseo continua, y el mosaico de ecosistema nos regala nuevas imágenes como estas:
Huerta de cultivo con cerezos y almendros

Chozo de pastor tras una pared de mampostería típica

Imágenes del paisaje observado desde la ruta de los contrabandistas cercana a Hinojosa del Duero, a la entrada de Los Arribes.

Vistas desde el Mirador de Saucelle donde se contempla el poblado de Iberdrola, ahora reconvertido en alojamiento turístico.

Fruto de un olivo cultivado en los bancales de Arribes.




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