domingo, 12 de enero de 2014

Cuando una puerta se cierra... mil ventanas se abren

Dice el refrán que cuando una puerta se cierra se abre una ventana, en mi caso podríamos decir que son miles.
Kira junto al puerto de Colindres

A veces nos obcecamos tanto en aquello que tenemos delante que nos impide mirar alrededor y ver la multitud de oportunidades y caminos que podemos seguir. Os aconsejo, mirar siempre hacia delante y dar vueltas sobre uno mismo para observar con perspectiva y elegir nuestra senda.
El año 2013 acabó con un poco de tristeza e incertidumbre, sin embargo Kira continuaba paseando segura. El conocer Colindres hacía que su ritmo fuera constante como quien pasea por su jardín cada mañana.
Al llegar al puerto me sorprendió un gran barco (para mí casi todos son grandes... el más cercano que vi en Salamanca era uno anclado al río Tormes...).
La estampa puramente industrial del puerto con sus barcos, sus naves de reparación contrató pronto con un paisaje sereno, en el que la avifauna del parque natural de las marismas de Santoña, Victoria y Joyel, se alimentaba con calma en la ría. Demostrando que el equilibrio entre hombre y naturaleza es más sencillo de lo que muchas veces tratamos de imponer.

Vista del monte Buciero (Santoña) desde Colindres

El espigón de Colindres parece dividir dos mundos completamente diferentes, como el paso a una nueva dimensión de naturaleza perfecta de la ría y sin embargo a un solo paso.
Ría del Asón desde el espigón de Colindres

Kira avanza a buen paso para colocarse justo delante de la cámara de TVE que en ese mismo instante grababa una entrevista a Oscar Negrete.
¡Que afán de protagonismo tiene esta perra!

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