Buitre leonado (Gyps fulvus) |
Una vez, un sapo habló con el dios Tupá y entre ambos planearon robarle a los buitres su preciado tesoro para regalárselo a los hombres.
Tupá preguntó al sapo si él lo ayudaría en la misión.
Si tú me ayudas, yo acepto el desafío -dijo el sapo. Así entre los dos planearon el asalto.
Tupá dijo que él se tiraría al suelo y se haría pasar por muerto. Y así lo hizo.
Allí estaba Tupá haciéndose el muerto, mientras el sapo esperaba allí al lado, escondido detrás de unos matorrales.
Al poco tiempo aparecieron los buitres, desplegando sus alas y girando en las alturas desafiando al viento. Venían en busca del que creían muerto.
Los bicharracos encendieron el fuego, una fogata grande, inmensa y ardiente.
Luego, sobre el fuego, pusieron ramas con sus picos para que ardieran con fuerza y fueron rodeando el supuesto cuerpo sin vida de Tupá. El fuego cogía cada vez más fuerza hasta ir haciéndose las brasas con las que planeaban cocinar la comida.
Al poco rato, cuando las brasas estaban al rojo vivo, en un descuido de los imponentes buitres, Tupá pateó con fuerza los leños de la base de la hoguera y éstos dejaron volar cientos de chispas hacia donde se encontraba el sapo, sin embargo, el pequeño batracio no pudo alcanzar ninguna.
Otra vez Tupá debió esperar el momento propiecio, ya que los buitres poseían el poder mientras fuesen los únicos dueños.
El dios Tupá, en otra distracción de los buitres volvió a patear los leños encendidos, pero esta vez mucho más fuerte, haciendo llegar unas brasas hasta el sapo; éste a pesar del calor que sintió, tomó una brasa en su boca, se la tragó y salió corriendo.
Cuando el sapo estuvo a salvo de los buitres, escupió la brasa sobre el hueco de un tronco seco, que empezó a arder.
Al enterarse los buitres de que no eran ya los únicos poseedores del fuego, intentaron huir, pero Tupá condenó su egoismo convirtiéndolos en aves carroñeras para siempre..."
(Mito Guaraní)
Esta historia, se trata tan sólo de un mito, de una manera de dar respuesta al origen del fuego. Sin embargo hoy en día seguimos castigando a los buitres... Durante años han sido consideradas pájaros de mal agüero por su alimentación a base de cadáveres. Sin embargo, los egipcios los tenían en alta estima, pues sabían de su labor sanitaria imprescindible para la limpieza de los residuos que quedaban en el campo.
Buitre leonado (Gyps fulvus) |
Pero es hoy en día cuando su castigo es peor, pues ni siquiera cuentan con carroña para alimentarse. El hambre y el instinto de supervivencia les hace en ocasiones acechar a las reses enfermas o parturientas.
Y al final la culpa es siempre del buitre... de quién si no...